Febrero de 2010. La embarcación Plan B, traída especialmente desde Estados Unidos, se encontraba anclada en Rapa Nui, lista para dar inicio a la primera expedición científica de Oceana y National Geographic a Salas y Gómez, una isla ubicada a más de tres mil kilómetros de Chile continental y a 415 de Rapa Nui. La idea era explorar los ecosistemas de la isla, de los que se tenía muy poca información y obtener las primeras imágenes en alta definición del fondo marino, del cual se presumía una gran riqueza biológica.
Pero el gran terremoto y tsunami ocurrido en Chile el 27 de febrero de 2010 tiró por la borda el plan original: la expedición se suspendió. Sin embargo, el Director de Ciencias de Oceana, Dr. Matthias Gorny, el profesor de biología marina de la Universidad Católica del Norte, Dr. Carlos Gaymer y el buzo residente en Rapa Nui, Michel García, decidieron aprovechar la embarcación y aventurarse en una expedición preliminar a la zona, la cual tuvo resultados insospechados.
En el viaje se pudieron fijar puntos de muestreo para la expedición que se realizaría al año siguiente, mientras que se observaron especies como el pez tipi tipi, característico de Rapa Nui, una gran cantidad de tiburones y de corales de profundidad, e incluso fue posible documentar la presencia de algas a más de 100 metros bajo el agua, cuando siempre se habían visto cercanas a la superficie.
La expedición preliminar fue tan exitosa, que Oceana y National Geographic presentaron una propuesta para la creación de un parque marino. La propuesta se acompañó de imágenes impactantes que rápidamente se publicaron en diferentes medios de comunicación, las que dieron un impulso insospechado para que las autoridades de entonces pusieran en marcha la creación del parque marino Motu Motiro Hiva, el cual abarcaría una superficie de 150.000 kilómetros cuadrados alrededor de la isla y que fue anunciado en octubre de 2010.
A pesar de haber logrado la creación del parque marino, aún había más por explorar. Fue así como en febrero de 2011, se llevó a cabo una segunda expedición a la que se sumó a la Armada de Chile y a la comunidad de Rapa Nui, representada por Uri Pate. Esta tuvo como fin hacer un inventario de las especies existentes y monitorear el estado de conservación del parque marino recién creado, para lo cual se utilizó tecnología de punta: por primera vez, se lanzaron tres “dropcams”, cámaras submarinas capaces de filmar hasta los 1.600 metros de profundidad, captando raros peces y tiburones de profundidad, además de registrar las primeras imágenes de los montes submarinos que están entre Salas y Gómez y Rapa Nui.
El registro obtenido a través de buceo y las grabaciones hechas con el vehículo de operación remota (ROV), hicieron posible tener más de 100 horas de video y 5.000 fotografías submarinas en alta resolución. En la ocasión, además, se utilizó por primera vez una metodología que permitió el conteo sistemático de la flora y fauna por medio del buceo, metodología que luego fue replicada en todas las expediciones que continuaron desarrollándose a lo largo de los ecosistemas marinos de Chile y que permitiría comparar el estado de cada una de las zonas exploradas. Con el material audiovisual recolectado, se realizó el documental “Los tiburones perdidos de la Isla de Pascua” emitido por National Geographic.
Mientras se encontraban investigando el fondo marino, fue posible que el equipo desembarcase en la isla, un espacio terrestre donde no habitan humanos, donde es posible encontrar una gran cantidad de aves marinas, llamando la atención de los científicos que ninguna de ellas reaccionara con temor a la presencia de las personas, lo que evidenciaba que no percibían al ser humano como una amenaza ya que nunca habían estado en contacto con este.
Finalmente, el buque de expedición encontró de forma accidental un monte submarino que estaba mal ubicado en el mapa oficial, demostrando el poco conocimiento que aún se tiene del fondo marino de esta zona del océano.
Participantes de las expediciones:
Embarcaciones: OPV Comandante Toro, Plan B.