Escondido en la mitad de la Patagonia chilena, entre los campos de hielo norte y sur, se encuentra uno de los pueblos más aislados de Chile: Caleta Tortel. Sin calles, solo pasarelas hechas de ciprés, unen cada una de sus casas, todas rodeadas de una vegetación construida de todos los verdes que la retina puede captar, convirtiendo a este destino en un imperdible para los viajeros que recorren la carretera austral. Aun así, las maravillas de Tortel no solo están sobre tierra, sino también bajo el agua.
Un ecosistema marino único producido gracias a la confluencia de aguas glaciares, fluviales y marinas permite el desarrollo de un medio ambiente marino sin parangón en el mundo con la presencia de cientos de especies, incluso algunas que nunca habían sido documentadas por la ciencia.
Sin embargo, la industria salmonera proyectaba expandirse entre los fiordos de esta zona. Fue en ese momento que Oceana comenzó a planificar la que sería su primera expedición en Chile y se transformaría en un trabajo de larga data, hasta lograr proteger definitivamente los mares de este increíble rincón de la Patagonia.
Fueron cinco las expediciones que Oceana realizó en las aguas interiores de Tortel, y la primera de ellas se concretó al finalizar el invierno de 2008. En principio se programó un viaje para realizar buceos y evaluar lo que se registraba en cada sumersión, pero la sorpresa fue mayúscula al detectar que se estaba frente a una fauna acuática con alta presencia de lobos marinos y delfines, indicadores indiscutidos de un área en la que debían abundar alimentos. Fue entonces que se decidió repetir la experiencia.
En la primavera de ese mismo año, el equipo de Oceana regresó a la zona, pero esta vez llevando consigo un ROV (Vehículo de Operaciones Remotas) para observar a mayor profundidad lo que estas aguas contenían en sus corrientes. Las imágenes no decepcionaron, ya que permitieron presenciar especies que anteriormente se habían visto sólo en la Antártica, como el coral falso rojo. Los hallazgos daban luces de que las aguas interiores de Caleta Tortel albergaban ecosistemas únicos y, por lo mismo, altamente vulnerables.
En los siguientes viajes se expandió el área de estudio desde las aguas interiores de los fiordos hacia el mar abierto, alrededor de las islas que se ubican al sur del Golfo de Penas, y las sorpresas fueron mayores. El equipo de científicos encontró aún más diversidad de corales, esponjas y langostinos. Además, se volvió a la misma zona donde se había estado en la primera expedición en invierno, y así ver la variación según la estación del año, comprobándose los diferentes comportamientos de las especies en cada zona.
Por primera vez se filmó con el ROV muy cerca de los glaciares, en la entrada del Estero Steffen, y pese a ser un ambiente inhóspito para especies filtradoras, se encontró ahí corales de aguas frías.
La quinta expedición en 2010 cerró el ciclo de viajes en las aguas de la comuna de Tortel, sirviendo también para completar la propuesta original del Área Marina Costera Protegida de Múltiples Usos, ya que por primera vez se consideró la distribución de los Objetos de Conservación (OdC), es decir, especies, hábitats o procesos ecológicos que son importantes para la conservación de ecosistemas claves.
Con las cinco expediciones llevadas adelante por el equipo de Oceana, se pudo comprobar la riqueza biológica de esta zona, destacando la presencia de invertebrados y especies endémicas de Chile como el delfín chileno, además de esponjas y corales, los cuales cumplen un rol ecosistémico muy importante y son vulnerables a cualquier tipo de contaminación. Con el resultado de este trabajo, se elaboró una propuesta, en conjunto con la comunidad y autoridades locales, para proteger el ecosistema marino, la que culminó con la creación de un Área Marina Costera Protegida de Múltiples Usos de 6.702 kilómetros cuadrados, promulgada en febrero de 2018.
Participantes de las expediciones:
Embarcaciones: Río Videau / Santa Fe / Exploradores Patagonia 1